El Barcelona se engancha a la Liga

El Barcelona no ha dicho su última palabra en esta Liga. Los de Xavi Hernández vencieron con extrema facilidad al Getafe por 4-o, adelantaron al Girona colocándose en segunda posición y se colocan a cinco puntos del Real Madrid en esta incesante lucha por el campeonato liguero. Eso sí, de manera provisional. Raphinha regresó a la titularidad y realizó un gran partido con un gol y una asistencia. Joao Félix, De Jong y Fermín fueron los otros dos goleadores de una lluviosa, pero placentera tarde en Montjuic.

Contra todo pronóstico, el Barcelona salió al terreno de juego con mucho juego en largo. La defensa tan adelantada del Getafe propiciaba a ello y las directrices de Xavi a sus jugadores era esa. Prueba de ello fueron los continuos balones en largo de Ter Stegen a los delanteros. Primero asistió a Joao Félix, que le dejó mano a mano con un defensor visitante, pero el viento, que hoy tuvo una gran importancia en el juego, frenó el balón y quitó la ventaja al portugués.

Dos minutos más tarde, el portero alemán hacía lo propio y asistía en largo a Raphinha, pero el viento volvía a ser el mejor defensor del Getafe. No se habían cumplido los 15 minutos de encuentro y el juego del Barça estaba siendo cuanto menos interesante. Pero fue en el minuto 20 cuando Raphinha adelantó al conjunto azulgrana. A la tercera fue a la vencida. Koundé lanzó un muy buen balón en largo a la espalda de Djené y el brasileño se presentó sólo ante Soria, que disparó al palo alejado, cruzándola y haciéndolo imposible para el portero español.

El gol de Raphinha, ni el paso de los minutos generó algún tipo de cambio en el guión del encuentro. El Barcelona siguió jugando el largo, mientras que el Getafe se debía a Greenwood y Mayoral para salir a la contra. Minutos antes del descanso, el extremo brasileño se volvió a presentar de la misma manera que lo había hecho en el gol, pero esta vez el asistente fue Lewandowski. El ex del Leeds tenía a Joao Félix para hacer el famoso pase de la muerte y que empujara a placer, pero decidió disparar a puerta. Bueno, mejor dicho disparar a las nubes. El equipo madrileño se salvaba del segundo en el 42′.

Pero es que en el tiempo de descuento, el mismo Raphinha tuvo una tercera ocasión. Igual que la primera e igual que la segunda. Esta vez si que hizo el pase de la muerte, pero mató a Joao Félix con una asistencia muy fuerte y larga donde el jugador portugués no pudo aprovecharlo. El Getafe se salvaba nuevamente del segundo y se iban al descanso con muchas cosas que cambiar.

Joao Félix mata el partido

Tras el descanso, Luis Milla metió el susto en el cuerpo al Barcelona. El centrocampista español realizó un espectacular disparo a puerta desde fuera del área que acabó con el balón chocando en el travesaño. Pero fue un mero espejismo. El conjunto azulgrana siguió cosiendo y cantando e hizo el segundo de la tarde. Christensen, que realizó una gran actuación, sorprendió al espacio por la banda derecha asistiendo a Joao Félix para que esta vez hiciera a placer el 2-0. El portugués sólo tuvo que empujarla y dejar el partido visto para sentencia.

Por si había dudas, De Jong hizo el tercer gol pasada la hora de partido. En un desajuste defensivo del Getafe, el holandés fue asistido por Raphinha para dar un pase a la red y dejar el partido sentenciado. El Getafe estaba irreconocible y el Barcelona lo aprovechó para hacer sangre.

El final del partido estuvo marcado por la drástica bajada del ritmo de juego. El Barcelona siguió atacando, pero sin la necesidad de ver puerta ya que tenía una renta de tres goles y con un Getafe ya prácticamente desconectado. Xavi tuvo la oportunidad de gestionar esfuerzos y dar minutos a los menos habituales. Entraron Oriol Romeu, Fermín López… y hasta Héctor Fort. 

Ya en el tiempo de descuento, Fermín López hizo el 4-0 para cosechar el que es, quizás, uno de los mejores partidos del Barcelona en lo que va de temporada. También ayudó que el Getafe no realizó su mejor tarde del año. El centrocampista español recogió un rechace de David Soria al disparo de Vitor Roque, que sólo tuvo que empujar el balón a puerta vacía.